martes, 31 de marzo de 2009

Representaciones de insectos son relativamente comunes en las decoraciones murales del IV estilo pompeyano, en especial aquellas compuestas por candelabros vegetales o tirsos muy estilizados sobre fondo blanco. Copiados del natural son reconocibles numerosas variedades, aunque las más comunes son mariposas y saltamontes, como el ejemplo de arriba que forma parte de la decoración del pórtico del jardín con piscina de la Villa de Sabina Poppaea en Oplontis.
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Estas representaciones son meros detalles dentro de una decoración global, sin embargo en ocasiones forman parte de un emblema decorativo, como el ejemplar -actualmente perdido- procedente de Herculano que mostraba a un saltamontes conduciendo un carro tirado por un loro, y que según Kenner probablemente se tratase de una parodia de las entradas triunfales de los emperadores en Roma.
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Se trate de elementos decorativos o no su representación es importante para conocer parte de la vida del pasado, ya que hallazgos de insectos son poco comunes y, sin embargo, dan una idea del tipo de vegetación asociada a cada región y de su clima, no siempre tan similar al actual como creemos.

martes, 24 de marzo de 2009

Como ejemplo de mueble suntuario muestro este pequeño cofre del siglo I a. de C.-I d. de C. descubierto en una tumba de la ciudad italiana de Capua, que presenta algunas de las características más comunes de dicho mobiliario.
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Sobre un simple cajón de madera, de mayor o menor calidad dependiendo de la pieza en cuestión y del área geográfica donde se produjese, como en el área vesubiana en la que la más utilizada era el abeto alpino o en Egipto el sicómoro, se superponen numerosos elementos decorativos de distintos materiales para componer un mueble de gran valor. La combinación de relieves de hueso con adornos broncíneos, en su día dorados, plateados y nihelados con cobre, convierten la obra en una pieza única y de gran riqueza.
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Garras felinas de hueso, como en este caso, o más comúnmente bronce sostienen el cofre que se decora con la típica anilla de bronce usada como tirador, los discos concéntricos de bronce que rematan los relieves de erotes y la tapa, una cerradura broncínea situada en un lateral y presente en la gran mayoría de muebles del área vesubiana... componiendo un magnífico ejemplo de mueble de tocador, ya que sus pequeñas dimensiones hablan de un joyero o de un contenedor de piezas de aseo.
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Este tipo de piezas de pequeño tamaño son de las que mayor cantidad de ejemplos se han conservado, tanto en madera como en materiales más suntuosos, como marfíl o plata, normalmente funcionando como recubrimiento como en el célebre cofre de Proiecta y Secundo, aunque no siempre era así y éstos se fabricaban con dichos materiales como en el caso del cofre de plata procedente de Tartous (Siria), albergado en el Metropolitan Museum de Nueva York, o en el cofre de marfil en forma de paloma recostada albergado en el Louvre.

jueves, 19 de marzo de 2009

Como hablaba tiempo atrás, el mueble de aparato romano presentaba numerosos adornos, algunos de gran barroquismo, que contribuían a dar valor al mismo. Puesto que, salvo contadas excepciones, la estructura lígnea no se ha conservado sólo podemos hacernos una idea somera a través de la infinidad de apliques que se han descubierto a lo largo del Imperio. Los materiales son diversos: maderas nobles, hueso y marfil, concha y carey, vidrio y pasta vítrea, bronce, plata e incluso oro, dependiendo de la ostentosidad del mueble en cuestión.
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Por regla general los muebles eran sencillos, con una o varias puertas que giraban sobre bisagras de hueso o bronce, y varios tiradores para abrir puertas y cajones, siendo los más comunes simples anillas de bronce. Sin embargo este modelo sencillo podía recibir ricas decoraciones, dependiendo de las estancias en las que se encontrasen. En Pompeya, donde se han conservado algunos ejemplares, se ha podido comprobar que los expuestos en atriums y tablinums eran especialmente elegantes y acostumbran a decorarse con marqueterías de maderas nobles y hueso, como ocurre en la llamada Casa del Fabbro o en la Casa del Criptopórtico. Sin embargo, los muebles conservados siguen presentando líneas básicas, alejadas de la suntuosidad de la que hablan los autores clásicos y la misma arqueología.

Frisos de hueso, marfil, vidrio o bronce, medallones decorados con bustos de divinidades o seres del cortejo báquico, patas broncíneas copiando patas de felinos, caprinos y bovinos, figurillas de medio y altorrelieve con anclajes para su montaje, incrustaciones de hueso, marfil, pasta vítrea e incluso mármoles polícromos, revestimientos metálicos, en general bronce... son algunos de los elementos que se han descubierto a lo largo y ancho del Imperio.
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Ejemplares excepcionales hay muchos, algunos por la riqueza de los materiales en los que están fabricados, otros por su elegancia y otros simplemente por la maestría de su ejecutor, por lo que elegir alguno siempre depende del gusto personal. A mí me gusta especialmente este friso de vidrio de estilo arcaizante, probablemente del período augusteo, expuesto en el Museo Archeologico de Napoli y completado con otros fragmentos albergados en el Louvre que, con toda probabilidad decoraban un cofre en forma de templete. Procede, como muchas de las piezas que expongo, del área vesubiana, pero su localización real es desconocida aunque, sin lugar a dudas, decoraba una casa especialmente elegante, tal y como indica la altísima calidad de la pieza.

lunes, 16 de marzo de 2009

Sobre un blando almohadón
acomodaré tus miembros,
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Safo

domingo, 8 de marzo de 2009

He tenido la oportunidad de ver la película "Elephant" de Gus van Sant y debo reconocer que me ha impresionado, no tanto por su temática, el asalto de un instituto americano por parte de dos alumnos, como por su estética: planos largos y sostenidos, escenas cruzadas... Cuelgo aquí mi secuencia favorita, en la que la cámara está esperando la aparición de un personaje elegido al azar para luego seguirle en un viaje absolutamente intrascendente pero que adquiere mucha fuerza al acompañarse de la "Sonata de luz de luna" de Beethoven:
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viernes, 6 de marzo de 2009

De re coquinaria me ha hecho partícipe de la situación absolutamente irregular y preocupante que están viviendo, ahora mismo, los profesores de clásicas. Por eso me sumo a sus reivindicaciones e intento ayudar en lo posible.
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Utilizo las palabras de un profesor de clásicas (Nihil sub sole novum) para presentar la situación:
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"Con este MEME se nos invita a defender a las optativas de Referentes Clásicos en las manifestaciones culurales modernas y Fundamentos Léxicos de las ciencias y la técnica.
En otras ocasiones nos hemos quejado de sus largos y rimbombantes nombres, pero un análisis de cada una de las palabras del nombre de estas asignaturas nos permite caer en la cuenta de su importancia, su utilidad y la necesidad de su presencia en el sistema educativo.
¿Qué es un referente?
¿Qué entendemos por clásico?
¿Qué importancia tienen en nuestro mundo las manifestaciones culturales?
Aportamos lo que se dice de esta asignatura en la Orden de 10 de mayo de 1995, que establece las optativas de bachillerato y regula su curriculum:En este sentido, la formación humanística, basada en la oferta de las materias comunes ampliada y matizada necesariamente por la introducción de materias optativas como la presente, es fundamental para conseguir el ideal educativo antes mencionado, de consolidar una formación profunda, flexible y operativa, al mismo tiempo que especializada según la modalidad de Bachillerato escogida, tal como se basa en un ejercicio metódico y disciplinado de reflexión sobre las bases y los fundamentos de las diversas realidades que configuran el mundo actual no sólo desde una perspectiva de progreso en el conocimiento racional de las cosas sino también desde una actitud de utilización de los recursos al alcance y al servicio de los seres humanos y de la comunidad de la que forman parte.
La presencia concreta en el cuadro formativo de la materia optativa -referentes clásicos de las manifestaciones culturales modernas- viene justificada por el hecho de que la cultura clásica o grecolatina es la base fundamental donde se asienta la cultura europea moderna, cuyas diversas manifestaciones constituyen los precedentes y los modelos de la mayor parte de las manifestaciones culturales actuales.
Los orígenes del pensamiento racional y de la explicación científica de la realidad se encuentran en los albores de aquella cultura.
Los mitos, los planteamientos ideológicos, las actividades vitales, la concepción del mundo, los hábitos y costumbres existentes en las sociedades clásicas son en buena manera operativos en nuestras sociedades. Es de destacar, por lo que respecta a las manifestaciones artísticas, la vigencia de la producción literaria en griego y en latín, de su configuración en géneros y de los tópicos y recursos estilísticos empleados que constituyen una tradición literaria sin la cual no son explicables las literaturas europeas modernas. Las instituciones políticas existentes en Grecia y en Roma, la concepción del ciudadano y su participación en la vida de la ciudad, así como la organización social y la lucha derivada de los enfrentamientos de los diversos estamentos o clases son un precedente de inestimable conocimiento para un ciudadano europeo.
El derecho romano constituye la base de nuestro derecho privado, y, por tanto, de nuestra vida jurídica más cotidiana.
Por si esto fuera poco, la asignatura desarrolla en el alumno las siguientes capacidades:
1. Conocer y valorar los procesos culturales y los elementos fundamentales que han convergido en la actual configuración de Europa como entidad cultural compleja desde las raíces de la cultura clásica.
2. Apreciar en las construcciones intelectuales modernas: ciencia, técnica, filosofía, etc. los componentes clásicos que han permitido los desarrollos y avances conseguidos hasta la actualidad.
3. Reconocer en nuestra vida como ciudadanos los elementos de la tradición clásica que informan las instituciones, las leyes, las costumbres y los instrumentos jurídicos de nuestras sociedades organizadas políticamente.
4. Conocer y sentir como propios los diversos componentes de nuestra cultura y sus manifestaciones a nuestro alrededor.
5. Respectar los componentes culturales ajenos a la nuestra.
6. Conocer los modelos artísticos y literarios clásicos y apreciar su influencia en las manifestaciones artísticas posteriores.
7. Reconocer los recursos estilísticos elaborados por las literaturas clásicas en los diversos niveles de uso de las lenguas modernas, especialmente en los textos literarios.
Una asignatura así forzosamente ha de mantenerse en los planes de estudio y ha de ser elegible por todos los alumnos, cualquiera que sea su modalidad de bachillerato. Pienso que se sacaría más provecho de la asignatura, si esta se insertara en 2º de bachillerato.
¿Y qué decir de Fundamentos?
¿Qué es un fundamento?
¿De qué se quejan nuestros colegas de lengua?
De la falta de comprensión del léxico de los alumnos; si este léxico es específico de la ciencia y la técnica, el desconocimiento es aún mayor.
¿Quién lo puede subsanar?
Copio la introducción a la asignatura en la citada Orden de 1995: Se pretende con ello mejorar el nivel lingüístico de los estudiantes del Bachillerato proporcionándoles unos conocimientos de carácter instrumental, complementario y polivalente, es decir, se trata de suministrar una serie de recursos encaminados a la finalidad prevista, que sirva de elemento auxiliar provechoso para comprender mejor los contenidos de otras materias y sea útil para todos los campos del saber y de la comunicación. Con este tipo de técnicas creemos que no será tan habitual como hasta el presente que los estudiantes se vean incapacitados para avanzar en sus estudios por la incomprensión del vocabulario técnico que tienen que manejar constantemente.
Este vocabulario es de origen griego y latino casi en exclusividad, porque los griegos crearon la ciencia y, por tanto, el léxico correspondiente, y los romanos lo transmitieron a la posteridad incorporándolo a todas las lenguas cultas de Occidente. Por eso, el dominio de estos recursos debe tener efectos provechosos no sólo en el ámbito de la propia lengua, sino en las lenguas modernas europeas, como inglés, francés o alemán. Quien conoce estos procedimientos entiende ese vocabulario también en éstas, pues lo único que lo diferencia es el distinto tratamiento fonético para adaptarlo a cada una en particular. Esta constatación les hará tomar conciencia de las afinidades entre las distintas lenguas, lo que les beneficiará en el futuro, y se verá reforzado el sentimiento de comunidad europea basado en las fuentes que conforman el espíritu occidental, la cultura griega y romana.
Esta materia pretende actuaciones específicas para profundizar y mejorar el conocimiento de la lengua; está dirigida a los estudiantes de cualquiera de las cuatro modalidades del Bachillerato y busca la proyección en etapas posteriores, tanto en la continuación de estudios superiores, como en la preparación para los distintos campos de la actividad profesional.
El dominio de estas técnicas debe servir, además, para tomar conciencia de que la formación de vocabulario no es sólo cosa del pasado, sino que constantemente se acude a ambas lenguas por su capacidad de síntesis, de derivación, composición y sufijación, y por la amplitud de su vocabulario para dotar a las distintas ciencias de un vocabulario unívoco, universal e indefinidamente renovable.
Por otra parte, el conocimiento de determinados referentes culturales que en el mundo occidental derivan directamente del clásico llevará a un análisis crítico de realidades del mundo contemporáneo. Por ello, este currículo pretende estudiar las palabras no sólo desde un punto de vista lingüístico, sino también cultural, pues hacer una historia de las palabras conlleva hacer un estudio de las civilizaciones que las crearon e hicieron evolucionar, lo que permite comprender la directa dependencia de nuestra civilización respecto a aquéllas.
¿Qué objetivos se marca?
Muy bellos, adecuados, necesarios, precisos y variados.
1. Mejorar la comprensión oral y escrita de los diferentes tipos de mensajes, tanto científico-técnicos, como de comunicación general.
2. Perfeccionar la expresión oral y escrita con la precisión y el rigor que proporciona el conocimiento del significado auténtico de las palabras.
3. Favorecer el aprendizaje de las demás materias del Bachillerato con la utilización de este recurso complementario mediante la aplicación de una didáctica activa, práctica y experimental.
4. Alcanzar un amplio conocimiento de la composición y derivación de palabras de las lenguas modernas, especialmente de las dos lenguas de la Comunidad Valenciana.
5. Adquirir un aprendizaje significativo, no memorístico, no sólo en este espacio de optatividad, sino también en otros.
6. Favorecer la integración de los conocimientos de diferentes materias con alcance interdisciplinar.
7. Capacitar al alumnado para la incorporación a estudios superiores o facilitarle el tránsito a la vida activa en los diversos campos profesionales.
8. Integrar el alumno en una sociedad multilingüe, fomentando las actitudes de tolerancia y respeto hacia los distintos pueblos, y tomar conciencia de la comunidad de la cultura Occidental sobre los principios de la Cultura Clásica.
9. Mantener el equilibrio entre unidad, diversificación y especialización y acabar con la separación entre alumnos de letras y ciencias para integrarlos en un espacio de optatividad común.
Esta optativa, que se nos quiere hurtar, es imprescindible en mi opinión. Debe poder ser elegida por alumnos de cualquier modalidad y debe estar presente en 1º de bachillerato, para subsanar cuanto antes las carencias léxicas de los alumnos."
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Como ayuda podemos descargar el
documento que se acompaña en este post; enviarlo a las direcciones de los sindicatos y representante de la Consellería, que aparecen en él; y firmar el libro de recogida de firmas abierto al efecto.

martes, 3 de marzo de 2009

La
litera
tura
es la consecuencia de una hipocresía legendaria. Si el hombre tuviese el coraje de decir la verdad en el instante en que la siente y frente al que se la inspira o provoca (al hablar, por ejemplo; al mirar, por ejemplo; al humillarse, por ejemplo) pues es en ese preciso instante que siente cuando padece o se inspira; si tuviese el coraje de expresar la belleza o el terror cotidianos en una conversación; si tuviese el coraje de decir lo que es, lo que siente, lo que odia, lo que desea, sin tener que escudarse en un acertijo de palabras guardadas para más tarde; si tuviese la valentía de expresar sus desgracias como expresa la necesidad de tomarse un refresco, no hubiese tenido que refugiarse, ampararse, justificarse tras la confesión secreta, desgarradora y falsa que es siempre un libro. Se ha perdido -¿existió alguna vez?- la sinceridad de decir de voz a voz. Nos avergüenza expresar el recogimiento (o la tentación) que nos producen las cosas desconocidas. Por cobardía (en los sitios donde la ley auspicia la imbecilidad), y por temor al ridículo (en los sitios donde la tradición impone la estupidez) contemporizamos con lo intrascendente, y luego, secretamente, atemorizados, avergonzados, tratamos de remedar la traición: Escribimos el libro. Así la expresión (la manifestación) de la belleza ha quedado rezagada a las hojas y a las letras, a las horas muertas, a los instantes de tregua. El sentimiento de piedad, de dicha, de espanto, de anhelo, de rebeldía, se circunscriben a la redacción de un texto que puede publicarse o censurarse, que puede quemarse o venderse, catalogarse, clasificarse o postergarse. Y el hombre verdadero (aquel que aún posee remordimientos) se ve obligado a garrapatear miles de papeles para dejar testimonio de que no fue una sombra más que asfixió con suspiros, parloteos o sensaciones elementales su antigua inquietud y su sensibilidad. ¿Toda obra de arte es entonces la obra de un traidor renegado? ¿Y todo hombre que no deja el testimonio de una obra de arte es un traidor nato? ¿Toda obra de arte es entonces el desgarrado, hermoso invento con que trata de justificarse un cobarde? ¿Toda obra de arte es entonces el pago de una antigua deuda que sostiene el hombre con la verdad que no se atreve a asumir diariamente? La plenitud, el momento de inspiración, la llegada del poema, ¿qué son? Quizás las gastadas fanfarrias tras la cuales alguien temerosa, y ya temerariamente, quiere justificar su sencilla, espléndida, pero estereotipada, condición humana.
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Otra vez el mar, Reinaldo Arenas

domingo, 1 de marzo de 2009

Las aves, tan queridas por los romanos, son frecuentemente representadas en las decoraciones del III y IV estilo pompeyano. Por regla general no constituyen el tema central de dichas pinturas, sino que se relegan a componer pequeños frisos decorativos, a aparecer posados sobre los elementos arquitectónicos que dividen la decoración o aparecer flotando en medio de los paños que componen la zona media en dichas paredes. El grado de verismo alcanzado en su representación puede llegar a ser excepcional, tanto es así que gran parte de los estudios paleozoológicos de la Antigüedad se basan en sus representaciones.
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En dichas representaciones, normalmente pintadas sobre fondo negro, rojo u ocre, se encuentran múltiples tipos de aves: palomas, tordos, oropéndolas, urracas..., algunos magníficamente pintados, sin embargo yo prefiero utilizar como ejemplo uno de mis pájaros favoritos, el mirlo, pájaro común pero de gran belleza.